Por Juan Aguilera.
La filmografía de Carlos Reygadas siempre me ha causado sentimientos encontrados, mientras que «Batallas en el cielo me desagradó» mucho, «Luz silenciosa» me gustó y «Post Tenebras Lux» ya ni la recuerdo, por mencionar algunas. Esta vez con «Nuestro tiempo» entré completamente en la historia y me agradó lo que vi en pantalla.
La historia tiene varias capas, pero la principal se centra en Juan (Carlos Reygadas) y Esther (Natalia López), una pareja de criadores de toros de lidia cuya relación matrimonial está abierta a tener otras parejas sexuales. Por otro lado, están los hijos de la pareja, Juan el mayor, quien está a punto de dejar la casa de sus padres para ir a la universidad; y dos pequeños quienes pese a no tener mucha participación en la película, sus intervenciones nos muestran un poco apego hacia sus padres. La película cuenta con diversas escenas de los toros conviviendo entre ellos en el campo, hay momentos en los que incluso hay una historia detrás de estos toros. El conflicto se da cuando Esther se enamora de Phil (Phil Burgers), un criador de caballos que convive constantemente con la familia. Cuando Juan se entera de la situación, comienza una guerra psicológica entre ambos personajes que los irán degradando tanto personalmente como en pareja.
Reygadas siempre se ha caracterizado por tener una forma de dirección que exige completa naturalidad en las actuaciones, la colocación de la cámara y hasta la propia iluminación; esta vez no es la excepción. En cuanto a la dirección, el director coloca la cámara en lugares que constantemente dan la sensación al espectador de ser uno más en la escena, en algunos momentos la cámara se queda en un lugar durante tanto tiempo que el ataque psicológico que los personajes están viviendo es transmitido directamente a quien está sentado en la butaca.
Los actores que participan en la cinta son en su mayoría naturales (por llamar de alguna forma a los no actores), lo que ayuda a la atmósfera buscada por el realizador; pero quienes más salen a relucir en dichas actuaciones naturales son el propio Carlos Reygadas y Natalia López, reconocida editora y quien también es esposa del director. Ella, con una dulce sutileza sobresale en pantalla por sobre su contraparte masculina en todo momento, con la sola mirada puede decir más que mil palabras y eso es algo que en el cine siempre se aprecia mucho; sin necesidad de exagerar ninguna escena le da a el personaje de Esther una fuerza brutal que domina la cámara; caso contrario es el de el realizador, quien sólo luce en algunas escenas a caballo, mas cuando tiene que responder a los diálogos de otros personajes lo hace de manera torpe e insegura, sin embargo este no es un factor que distraiga de la historia, por el contrario, ayuda a la sensación de voyeurismo para el espectador.
La fotografía se destaca por los maravillosos paisajes que nos brinda la naturaleza en la hacienda de Tlaxcala en donde se desarrolla la historia; cuando las secuencias se dan en interiores vuelve a jugar un papel importante al ser una cámara invasiva, que está constantemente sobre los personajes o viendo situaciones que nos darán pistas de lo retorcida relación de la pareja entre ellos y con los demás a su alrededor. Definitivamente una buena mancuerna entre fotógrafo y director.
Un recurso interesante y recurrente durante la cinta es el uso de la voz en off, que en varias ocasiones se usa sirviendo como puente temporal o quizá para resumir situaciones en la ya de por sí extensa historia de casi tres horas. La más interesante de estas intervenciones auditivas se da durante un bello vuelo sobre Ciudad de México en lo que podría ser un nuevo amanecer o bien el pleno ocaso. Lo interesante de dicha escena, es la yuxtaposición de dicho vuelo con el monólogo recitado en off por Esther en el que ella brinda un diálogo en estructura de carta dirigida a Juan en donde resume su propia visión de la relación desde que comenzó hasta el momento en el que se involucra con Phil; el tono de la carta es liberador y directo, pese a que su voz y palabras son solemnes todo el tiempo; lo contundente del texto es un golpe directo a Juan.
Con «Nuestro tiempo», Reygadas nos entrega una historia llena de capas que puede parecer sencilla en cuanto a trama, pero con un trasfondo que cinematográficamente nos muestra a un director maduro y con un control pleno de su puesta en escena; lamentablemente quizá para el público en general no sea del todo atrayente y pueda resultar hasta cierto punto larga y tediosa. Una película digna de grandes festivales como La Biennale di Venezia en el cual se llevó las palmas de quienes la vieron, pero que quizá dure poco tiempo en taquilla gracias al desinterés del público en nuestro país por el cine de autor.
«Nuestro tiempo» estrena en cines hoy viernes 28 de septiembre.
Con imágenes cortesía de :ND Mantarraya.
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