‘Te esperé’, de Amandititita

Por Asfaltos.

Si algo se ha destacado en la carrera de la cantautora Amandititita, eso es sin duda su sinceridad y su honestidad. Sin pelos en la lengua, Amandititita se ha ido forjando una carrera que dejando a un lado los gustos muy personales, hay que decir ha sido sumamente exitosa. Hace algunos años me tocó verla en un Vive Latino, un festival en donde los prejuicios se dejan a un lado en cada presentación que se visita. El escenario, uno de los 3 de mayor tamaño, lucía tremendamente abarrotado. Amandititita es además un fenómeno que va más allá de lo musical.

 

Cierto es que las comparaciones nos harán pensar en su padre, el legendario Rockdrigo, uno de los más importantes cronistas urbanos que han habitado la capital mexicano; y es que pensar en él resulta inevitable, pues la propia Amandititita se ha convertido a su manera también en una cronista del nosotros contemporáneo. Sus temas «Viernes de quincena», «La microbusera», «La mataviejitas», «Libidinoso» y «Nalgas prontas», son algunos de los ejemplos de la crónica cotidiana que nos ha regalado en canciones Amandititita.

Ilustrando nuestro Video de la semana con su muy particular estilo, Amandititita nos regala su más reciente sencillo titulado «Te esperé». En tiempos donde las formas del amor escapan de todo tipo de convenciones, y reglas, Amandititita nos regala un tema de desamor en el que nos describe de manera muy hábil y acertada, el tiempo que pasamos cuando nos aferramos -a toda costa- a un amor imposible, o muy largamente anhelado.

Con el humor que le caracteriza, con momentos y ejemplos que nos hablarán en un futuro de lo que era nuestro México hoy en día, Amandititita nos regala un tema que además musicalmente resulta una vez más muy pegajoso. Acompañada de mariachi, pero con un estilo particular que le hace sonar a Ciudad de México, Amandititita nos regala un tema tremendo en el que las tristezas y las alegrías se mezclan, justo como sucede en la vida misma, justo cuando se espera a un amor imposible o largamente anhelado… ¡¿Me estás leyendo, Mari?!