Se nos fue Carlos Fuentes, a una edad en la que pudo presumir que vivió y escribió a plenitud, aunque no por ello se vuelve menos triste su partida. De este escritor mexicano, fallecido ayer 15 de mayo, se pueden decir muchas cosas. Naturalmente que lo primero es su importante legado literario; donde es cierto, hay buenos y también hay malos libros. Su participación activa en la política y también alguna que otra polémica serán parte de los comentarios después de su fallecimiento.
Seguramente las librerías empiezan a vender más libros de Carlos Fuentes; típico, hay que leerlo para poder platicar en el cafecito sobre él… Yo particularmente he leído muy pocos. Leí La región más transparente, La silla del águila, Aura, La Muerte de Artemio Cruz, La voluntad y la fortuna, y por último, En esto creo. Me encantaron estos libros de Carlos porque hablaban de México, de su historia, de la ciudad, de su política; sin embargo En esto creo, a pesar de no ser uno de sus libros más celebrados, es uno de los que guardo con especial cariño.
Con En esto creo Carlos Fuentes cayó ante la tentación de escribir su diccionario personal. De manera alfabética, con temas tan variados como la amistad y la globalización, el escritor mexicano vació en un ejercicio personal lo que son sus ideas. Creo que es una de las mejores formas de acercarnos un poco a lo que este autor pensaba, tratando de conocerlo en sus propias palabras, alejándonos un poco de las opiniones de todos los que le hemos leído y nos gusta hablar de él.
Ciertamente los mejores pasajes de este trabajo son los relacionados a la literatura. Se convierte en un ejercicio de verdadero placer revisar lo que escribió sobre Quijote y Shakespeare por mencionar algunos de sus pasajes. Probablemente hayan quedado párrafos pendientes en lo relativo a la literatura nacional, pero bueno, uno siempre encontrará alguna cosa que hubiese querido revisar en trabajos como éste.
El valor de este trabajo es entonces que de manera simple, sin aires de intelectualidad que lo separen del lector, Carlos Fuentes nos invita a conocerlo. Para los que les gusta la obra de Fuentes, así como a los que no y le critican, la invitación está hecha; hay que leer este libro para adentrarnos en la figura de un personaje de la calibre de esos que hoy tanta falta nos hacen. Se nos va Fuentes ahora; esperemos pronto lleguen muchos como él (y como otros que ya también nos dejaron).
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