Un campo de refugiados en el corazón de la ciudad

Por Aranzazú Martínez Galeana.

Un desastre natural, un conflicto armado dentro o fuera de las fronteras de un país (por poner sólo unos ejemplos) pueden sin más, cambiar la vida de un ser humano trescientos sesenta grados. ¿Qué pasaría si un día al amanecer no tuviéramos nada? No comida, no ropa, no casa, no familia ni mucho menos la solidez de un presente ni la certeza de un futuro. Tal vez, sólo tal vez podríamos concientizarnos de la situación en que viven miles alrededor del mundo. “Un campo de refugiados en el corazón de la ciudad”, exhibición organizada por Médicos sin Fronteras, logró con éxito dar una pequeña muestra de realidad a los cientos de personas que acudieron al Bosque de Chapultepec en días pasados. Iniciando con el registro, donde se tenía que llenar una tarjeta de identificación similar a la que les dan a los refugiados recién llegados a los campos custodiados generalmente por organizaciones humanitarias como MSF y organismos internacionales como Naciones Unidas, hasta ir avanzando a las distintas estaciones que simulaban ya fuera lo baños o áreas de atención médica, este recorrido de aproximadamente 40 minutos pone en perspectiva nuestra vida. ¡Y vaya que lo hace!

Un campo de refugiados en el corazón de la ciudad.

Antes que nada es importante hacer una diferencia clara entre qué es un desplazado y qué es un refugiado. El primer caso se refiere a aquella persona que dentro de su país es forzada a moverse de su hogar por causas similares a las de un refugiado. Sin embargo, no cuenta con los mismos derechos en materia de protección, reubicación y asistencia ya que teóricamente el estado es el encargado de brindárselos pero ha fallado en su misión; irónicamente muchas veces es del gobierno de quien tiene que escapar.

• Según el Centro de Monitoreo sobre Desplazamiento Interno (IDMC por sus siglas en inglés) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)  a nivel mundial  27.1 millones de los 43 millones de desplazados son desplazados internos.
• Por otro lado, únicamente seis países albergan a cerca de la mitad de los desplazados internos. Colombia encabeza la lista con 3.3 millones, seguido por la República Democrática del Congo con más de 2 millones, en tercero Pakistán con 1.9 millones, empatando en cuarto lugar Irak y Somalia con más de 1.5 millones cada uno, y finalmente Sudán con un millón.

Por otro lado, un refugiado es aquel individuo que cruza la frontera de su país para huir de la persecución o violencia de la cual es víctima. Una de las diferencias fundamentales entre ambas situaciones, es que las personas deben recibir asistencia y protección por parte del país en el cual buscan refugio según lo establecido en acuerdos internacionales, destaca la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su protocolo de 1967. Sin embargo más del 83% de los refugiados permanece en su región de origen, siendo Afganistán, Irak, Somalia, la República Democrática del Congo, Myanmar y Colombia los principales focos donde se concentran los cerca de 15.2 millones de refugiados que hay actualmente.  Después del éxodo forzado, los campos parecen una opción más esperanzadora aunque no más sencilla. Al llegar al campo, las dificultades no se aligeran. Lo primero que se hace después del registro es conocer el estado de salud de la persona a través de atención médica de emergencia para después buscar proveer en la medida de lo posible condiciones mínimas de sanidad y protección; aún más, se busca devolver un poco de la humanidad perdida en el camino por medio de la provisión de agua potable, vivienda, programas de tratamiento para la desnutrición y la vacunación para prevenir futuras epidemias.

A lo largo de la exposición se observa el trabajo titánico que en este caso asociaciones como MSF realizan a pesar de las limitaciones económicas, políticas y sociales que deben superar diariamente como falta de financiamiento, inestabilidad política que eventualmente deriva en zonas altamente violentas o el buscar sanar heridas que van más allá de las físicas. Regidos por los principios de humanidad, independencia, imparcialidad, neutralidad y voluntariado MSF aparece como la respuesta a las plegarias de miles. Si bien el trabajo que hacen es digno de admiración, aún falta mucho por hacer; asociaciones como MSF y exposiciones como la de “Un campo de refugiados en el corazón de la ciudad” son muestra de que existe un mundo afuera de nosotros que pocas veces evitamos ver sin embargo por más que cerremos los ojos eso no significa que deje de existir. Al contrario se vuelve más real.