Políticamente irrespetuoso

Por Fernanda Pazarán.

«Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo»,
Evelyn Beatrice Hall.

Todos tenemos una opinión diferente sobre las cosas y respeto eso, lo que me enoja bastante es el hecho que los usuarios de redes sociales crean que tienen el derecho de juzgar a los demás por cómo se ven o una manera diferente de pensar. Lo “políticamente correcto” son las palabras utilizadas para no ser ofensivo, eso no significa que somos una sociedad inclusiva. De hecho, la moda de ser inclusivos con el “amixes”, “todes” y demás, tampoco se traduce en la eliminación de la discriminación.

Con los eventos nacionales e internacionales podemos analizar que la discriminación es el problema social que debería ser erradicado; de ahí nace el “bullying”, la violencia, los genocidios.

Lo que nos hace falta no es ser “políticamente correctos” para no ofender a nadie, sino respetar nuestras diferencias y llamarle a las cosas por su nombre. Sería una cuestión de tolerancia según la definición de la RAE, la cual dice: «Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias».

Puedo aceptar que hemos hecho un avance sustancial porque los temas como equidad de género y la homosexualidad, son debatidos y comprendidos: dejaron de ser un tabú. El problema es que nuestras diferencias físicas e ideológicas siguen siendo un tema que crea discriminación, racismo y clasismo.

Tengo tres ejemplos de mujeres famosas de ambientes completamente diferentes. La primera es Chiara Ferragni, la empresaria de origen italiano de la cual amo su cuenta en Instagram porque tiene una familia hermosa, su boda fue increíble y sus outfits son simplemente perfectos pero sus seguidores la discriminan por tener senos pequeños. ¿En qué afecta eso si la mujer sigue siendo bellísima?

La segunda es Yalitza Aparicio, la actriz de la película “Roma” dirigida por Alfonso Cuarón, cuyo talento le hizo estar nominada al Premio Gotham a «Intérprete revelación» y el Premio Satellite a la «Mejor actriz». El problema fue que mucha gente no le pareció que fuera la imagen de una sesión fotográfica de Vanity Fair con diseños de Louis Vuitton y Gucci. Es guapa y me alegra que haya cumplido su sueño de viajar: ¿seguimos con los estereotipos para que una mujer pueda ser modelo?

Finalmente, Beatriz Gutiérrez Müller, escritora y periodista, también la esposa del actual presidente; sin embargo, juzgada por su estilo sencillo en comparación con Angélica Rivera: ¿si ella se siente cómoda por cómo se viste, a los demás qué nos importa? El dilema con esto es que la gente se quejaba de lo que costaban los vestidos de la ex primera dama y que muchas personas perciben que la actual familia presidencial daña la imagen del país por no ser suficientemente guapos.

Los comentarios en redes sociales son ofensivos y de muy mal gusto. Tratar de tener un lenguaje inclusivo va más allá del género que se les da a las palabras. Una cuestión es tener una opinión diferente y otra cosa es ofender. Defender a los homosexuales y la equidad de género no es sinónimo de ser «políticamente correcto», si al mismo tiempo se discrimina sobre otros temas.

Debemos aprender a ser tolerantes con todas las personas que nos rodean; que no importe la raza, el sexo, la ideología, religión u orientación política, todos merecemos respeto.

La vida debería estar regida por el principio de que cada persona tiene el derecho de ser y hacer lo que se le de la chingada gana, sin chingar verbal o físicamente a otra persona.