De vuelta a los básicos: hombres y mujeres NO somos iguales, parte 2.
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De vuelta a los básicos: hombres y mujeres NO somos iguales, parte 2

Por Andrea Karan.

Primera parte.

Cuando una niña madura y entra a la pubertad, la glándula pituitaria liberará hormonas que estimulan a los ovarios para producir otra clase de hormonas: el estrógeno y la progesterona. Estas hormonas influirán sobre la mujer durante toda la vida, tanto para la maduración física, así como para afectar sus estados emocionales la mayor parte del tiempo.

Estas hormonas marcarán la diferencia primordial entre nosotras y los hombres. Son las que no nos dejarán pensar claro, y a veces, nos harán comportarnos muy diferente dependiendo de qué día del ciclo menstrual estemos. Esto no quiere decir que las mujeres estemos “locas”, quiere decir que actuamos en función de un estímulo biológico que viene directamente de nuestro cuerpo. Estas hormonas también tienen que ver con lo que la mayoría de las mujeres busca dentro de una relación, como sentirse amadas, protegidas, y procuradas pro su compañero. De alguna forma, y sin generalizar, es como si tuviéramos este “chip” de fábrica.

Por otro lado los hombres tampoco tienen una transición fácil hacia la adolescencia, la voz de niño se vuelve grave durante estos años, comienzan a tener vello púbico, vello en las axilas, sus órganos sexuales comienzan su desarrollo final, se presentan erecciones a cualquier hora del día por lo que dicha situación los puede poner en aprietos si no se encuentran en la mejor situación al momento, y muchos de ellos experimentan sus primeros sueños húmedos. Esto se debe a que sus cuerpos responden a  los altos niveles de testosterona y una vez más, los hombres también actúan de acuerdo a un estímulo biológico. Ellos son mucho más prácticos y visionarios que nosotras. Encuentran soluciones lógicas, simples, y tajantes en muchos casos. Ellos también traen un “chip” de fábrica, que los hace tener una cosmovisión muy diferente a la de las mujeres.

En algún momento de la vida, tenemos que empezar a convivir con el sexo opuesto. Puede ser desde el kínder cuando se forma el “Club de Toby” y las mujeres son lo más asqueroso que puede haber en la vida. Puede ser en la secundaria cuando comienza el deseo por explorar o puede que la convivencia en pareja con el sexo opuesto se aplace hasta los primeros años de la adultez. Como sea todos llegamos a lo mismo y muchas veces llegamos sin entender cómo piensa y en función de qué actúa el sexo opuesto. A algunas personas les enseñaron cómo tratar a una mujer o cómo tratar a un hombre, a la mayoría no. Por eso nos cargamos un drama enorme cuando le decimos “te amo” a un novio, y el responde “yo también”. Clave: tienen que decir, “yo también TE AMO”.

Por eso en el ejemplo que mencionaba al inicio de este texto él nunca captó que la mujer quería un anillo, porque muchas veces no nos sabemos comunicar y para que esta comunicación sea eficiente debemos conocer por qué actuamos como actuamos. Debemos aprender a leernos… a conocernos… a saber por qué funcionamos así. Entonces si queremos algo de nuestro galán hay que pedirlo directamente, y si nuestra novia trata de decirnos algo, mejor hay que preguntarle. La comunicación y el conocimiento del otro es básico para lograr otro nivel de intimidad en la pareja: el sexual.

Nos leemos pronto.

 

 

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