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Por Yefté Tello.
En días recientes diversos medios de comunicación, a través de sus programas de contenido político, se han encargado de hablar acerca de los últimos sucesos que han acontecido en nuestro país en materia político-electoral. Foros para analizar la respuesta de la población en diversos eventos con aquellos que consideramos presidenciables han estado a la orden del día -específicamente- después de lo sucedido a Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana, en donde los alumnos lo cuestionaron fuertemente sobre los temas que más causaron controversia durante su administración como gobernador del estado de México, es decir, existieron manifestaciones de repudio hacia su persona debido al caso de Atenco, los feminicidios y su relación con personajes oscuros de la política nacional.
Como se mencionó, diversos analistas dieron su punto de vista en distintos programas de opinión pública analizando si el odio cabe en la democracia de hoy, sin embargo, considero necesario hacer el análisis del hecho que las manifestaciones tanto en la Universidad Iberoamericana a Peña Nieto, como en la Universidad Autónoma de Querétaro hacia Gabriel Quadri -candidato presidencial del partido Nueva Alianza- son parte de una democracia participativa que se encuentra pasando por un proceso de mejoramiento y no es necesario que se considere odio a estas expresiones de rechazo puesto que son el sentir de la población; cansada de una esfera política que ha visto por muchos años por ellos y no por quien deberían preocuparse, es decir, el pueblo. La sociedad y, en específico, los jóvenes se están acercando más a los procesos democráticos. Sus estudios les permiten cuestionar pues para eso se educa o, al menos, ese debería ser el ideal.
Por lo tanto, yo le digo a aquellos que buscan reprimir el espíritu de la sociedad pensante, ¡basta ya! En algún momento sabían que el pueblo se iba a levantar de su indiferencia política, indiferencia que viene del pensar que para nada servía votar o expresarse pues daba lo mismo dado que, quien llegara al poder, haría lo mismo: incumplir sus propuestas, robar, rodearse de corruptelas, etc.
Es momento que los políticos le hagan caso a estas manifestaciones a través de las cuales se busca hacer comprender al grueso de la población que la clase política ya no da el ancho para gobernar este país. Si bien el día sábado hubo una marcha para “dar a conocer al verdadero Peña Nieto”, también sería necesario hacer una en donde se ponga de manifiesto que la partidocracia –aquella forma de gobierno donde, únicamente, se aspira al poder a través de los partidos políticos- ya no es una forma de gobierno que queramos los mexicanos. Habremos muchos que aspiramos a servir a nuestra sociedad a través de cargos de elección popular y por la traba de los partidos no es posible llegar a hacerlo, por lo tanto, ¿hasta cuando mexicanos? ¿Cuánto tiempo seguirán los políticos haciendo de nuestro rico país lo que ellos quieren? De nosotros depende un cambio real, si es que así lo queremos, claro está.
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