‘El último deseo’, de Nina Galindo

Por Asfaltos.

La otra vez le decía a una amiga: «Me encantaría que no existiera el Día de la Mujer». Extrañada, volteó a verme buscando una explicación. «Me encantaría que no existiera el Día de la Mujer, ni que tampoco existieran las zonas para mujeres en el Metro y en el Metrobús.» Sí, me encantaría que no existiera nada que nos separase de ellas, pero al final, eso es lo que hemos terminado por provocar. «Me encantaría que no existiera el Día de la Mujer», me explicaba, «pero ahora más que nunca es importante tenerlo».

 

Continuando con nuestra semana musicalmente dedicada a las mujeres -aunque reitero, como lo hice el lunes pasado, las mujeres son una constante en mis columnas musicales a lo largo del año-, toca el momento de sumergirnos en el pasado. Escrita por la célebre compositora mexicana Laura Abitia, y reconocida por muchas gracias a la interpretación de Nina Galindo, «El último deseo» pudiera parecer simplemente un blues sexy; pero no, es también un acto de liberación.

«Tengo ganas de bajar hasta tu infierno. Tengo ganas de beberme, tu café. Y en tu cuaderno dejarte un beso para caer y no caer. Tengo ganas de tus ganas arañándome la almohada y esta ansiedad. Quiero, fuego contra fuego como último deseo de una mujer…»

Basta con escuchar cuidadosamente la letra de la canción, para encontrarnos con el relato de una mujer que celebra su libertad gozando en todos sentidos de su sexualidad. En esta canción quien canta no busca enamorar; no, ella, en un rol que se la ha designado únicamente al hombre, busca seducir, busca su deseo como mujer.

Laura Abitia, hasta su muerte, fue una mujer fuerte que defendió siempre la lucha por la igualdad de género. Con «El último deseo», en la gran voz de otra muy buena mujer como Nina Galindo, desde este espacio humilde mi expresión sincera de deseo por encontrar esa igualdad.

Y ustedes, me dirijo a ustedes las lectoras, ¿se sienten libres?