Por Asfaltos.
La tarde del lunes pasado me refugié en el Centro Cultural Universitario de la UNAM. ¿De qué me escondí? Del cine comercial que me tiene luego un poco secuestrado con su abrumadora cartelera de semana a semana. ¿El escape? Una función más en el marco de la edición 9 del Festival Internacional de Cine UNAM, FICUNAM. Recomendada por mi amigo y colega Erick Estrada de Cinegarage, me acerqué en esta ocasión a «Teret» (2019).
A finales de marzo, e inicios de junio de 1999, la coalición de la OTAN envió cerca de 1,000 naves para bombardear la ciudad de Kosovo para así poder cumplir con sus intereses políticos y sobre todo económicos. ¿Qué había debajo de los bombardeos principalmente ejecutados -y nunca mejor empleada la palabra- por misiles tomahawk? Vidas humanas que intentaban seguir a pesar de la presencia de la guerra.
Ahí, intentando llegar a Kosovo con una carga misteriosa que le encargan, es donde conocemos al chofer de camiones, Vlada. Para este viaje en especial, con instrucciones muy precisas, Vlada es instruído de seguir al pie de la letra todo lo que se le pide. Antes de partir, y tras comunicarse con su pareja que suponemos está por realizarse unos chequeos médicos, Vlada encuentra un perro con un dulce de paleta pegado a su pelo: en «Teret» escena por escena vamos descubriendo no una, sino muchas historias llenas de sus respectivas cargas.
Con un paisaje marcadamente oscuro, lleno de neblina y en una serie de escenarios donde parece que inclusive el sol se ha ocultado del horror de la guerra, en «Teret» vamos descubriendo que no solo la ciudad bombardeada -sino el país entero que recorre Vlada- es un sitio fantasma. Pocas palabras, guiadas mas bien por las miradas, los gestos y los sucesos que van pasando, serán parte de la guía principal de la cinta que se centra en visual por lo que hay que tener muy bien abiertos los ojos.
En su camino, lleno de obstáculos para llegar a una ciudad que es asediada, Vlada se encuentra con un chico que se ofrece a ayudarle para encontrar la ruta correcta. Ahí, una vez en el camión, es el mismo chico quien le pregunta por la misteriosa carga. Con él, Vlada descubrirá muchas de las historias de vida de quienes habitan el país en guerra, mientras que nosotros iremos haciendo lo propio con la carga personal con la que lidia el propio chofer.
Llena de detalles, llena de metáforas, «Teret» es una cinta interesante que sin ser cine experimental, sí termina por ser una propuesta distinta comparada a las formas más tradicionales y comerciales que nos llegan del cine del vecino país del norte. Encontrar una historia del lado de quienes padecieron la soledad, el dolor y la zozobra de la guerra, es a 20 años de ese conflicto una experiencia relevante.
Por cierto, «Teret» se realiza a partir de una historia real de la que no daré detalles, pues termina siendo inclusive la cereza en el pastel de una trama muy bien contada. El caso, eso sí, es probable les provoque una curiosidad adicional que permita una reflexión más amplia a partir de una muy buena película como «Teret», del realizador yugoslavo Ognjen Glavonic. ¿Recomendable? Sí, muy recomendable.
“Teret” pueden disfrutarla todavía el viernes 8 de marzo a las 18:40 horas en el Cinépolis Diana. FICUNAM, Festival Internacional de Cine UNAM, se celebra hasta al 10 de marzo de 2019 en distintas sedes en Ciudad de México. Para más información consulta el sitio oficial.
Con imágenes cortesía del FICUNAM.
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