Por Sandyluz.
“La segunda Celeste” es el cuento medular, incluido en la antología de cuentos «Manos de lumbre» del autor mexiquense Alberto Chimal. Dicha obra ha sido recientemente publicada, y, como común denominador, reúne relatos urbanos de personajes defectuosos, portadores del error o del defecto; en otras palabras, esos sujetos a los que comúnmente denominamos “manos de estómago”, “manos de diablo” o “manos de lumbre”, pues descomponen lo que tocan. “La segunda Celeste” no es la excepción; sólo que su peculiaridad radica en que los eventos calamitosos se derivan a partir de su real agonía y de su transición: de una vida biológica real, a una vida virtual, mediada por el ingrediente tecnológico, lo cual pone a esta historia en la línea de la ciencia ficción.
Hablando de los aspectos formales del cuento, éste es ampliamente recomendable, porque muestra la complejidad de tres personajes interactuando, alrededor de un triángulo, primero laborioso, y luego amoroso. Para este fin, los diálogos con nivel coloquial de la lengua, son pieza clave para evidenciar la personalidad de cada quien; asimismo, su forma de relacionarse con el otro; de este detalle de hechura se derivan delicias de vocabulario, cuando vemos con qué palabras expresa su habla uno u otro personaje. Por otro lado, como mencioné líneas arriba, el cuento deja de ser un mero drama con peripecias realistas, para trazar un linde hacia la ciencia ficción, cuando se debate la posibilidad de traer de la muerte el alma, y en sí, la esencia de una Celeste condenada a muerte, debido a un cáncer fulminante.
Más allá, la trama arranca con la agónica relación de pareja de Mariano y Celeste, quienes antes del cáncer de ella, tenían una relación bastante armónica y amigable. La cosa es que Celeste puede “regresar” de la muerte, siempre y cuando acepte ser el conejillo de indias de un nuevo experimento científico, con el cual todos sus recuerdos, memorias e informaciones quedarán capturados en una computadora, la cual derivará una nueva versión de Celeste, a partir de un algoritmo. Todo suena estupendo, sobretodo el asunto de la posible inmortalidad de Celeste; sin embargo, Celeste perderá el aspecto humano de su corporeidad; también queda la duda –pues se trata de un ejercicio científico experimental– de qué repercusiones se derivarán de esta nueva forma de vida. A pesar de que todo está previsto, nadie sospecha que el nuevo entendimiento de la segunda Celeste, sí, la virtual, la pueda llevar a decidir por cuenta propia y a adquirir nuevos gustos y habilidades, a partir de la información que le fue insertada de inicio. El cuento guarda una revelación epifánica, en el clímax, a partir de esta noción. ¿El desenlace? Realmente impactante. Lo único que puedo decirles es que nadie sabe las consecuencias de haber lanzado inocentemente una piedra en el estanque.
¿Y por qué les recomendaría yo leer este cuento (y en general toda la antología «Manos de lumbre»)? Para empezar tiene un estilo narrativo muy apto para públicos juveniles, sin abandonar la calidad estilística del nivel literario de la lengua: siempre guarda la agudeza del diálogo o de la frase, en donde destaca alguna figura literaria, que realza lo expresado por el narrador o por los personajes. Por otro lado, el tema es por demás interesante y bien desarrollado, a partir de una estructura narrativa cohesiva y sin cabos sueltos: plantea un conflicto, que es detonante inicial de la historia, para derivar luego peripecias que hacen surgir subtramas, hasta llegar al clímax tensísimo que envuelve un dilema ético, tan cómodo en la ciencia ficcion (y es que no olvidemos que su autor, además de escritor es ingeniero en sistemas computaciones; luego, supo resolver muy bien esta trama que contiene bifurcaciones tecnológicas). Por otro lado, el que los personajes sean tan humanos, realmente hace que nos metamos en el cuento, para querer saber qué pasará con ellos, luego del cáncer de Celeste; el tratamiento de la misión u objetivo de cada uno de ellos es tan sutil como natural, tal y como pasa en la vida diaria con personas reales, haciendo malabares con los obstáculos que trae consigo su día-día, su cotidianidad.
Finalmente el estilo del autor no se hace esperar: hay cierta ironía en el rumbo que toman las cosas, a partir del devenir de las acciones, y a partir de las decisiones que toman los personajes. Finalmente, el lector se entera de que hay una ley de causa-efecto, pero también hay situaciones que desde luego escapan de la predictibilidad que prevén las mentes humanas, que suelen creerse omnipotentes. En todos los cuentos de la antología (y éste no es la excepción) ronda el halo de “lo extraño”, “lo bizarro” y “lo inexplicable”, a pesar que todos ellos tratan de personas reales, en contextos citadinos normales –quizás justamente por ello, se logra el fino contraste, cuando el elemento extraño y alienante aparece fugazmente, para luego persistir–.
Ya en el trasfondo, el cuento «La segunda Celeste» plantea el dilema de que básicamente sería imposible derivar una réplica idéntica del ser, puesto que al tratarse de un doble, o de una copia, ya se está derivando el “otro diferente”, mismo que, al tener otras situaciones de contexto y de ubicación espacio temporal, terminaría por cocerse aparte, aun cuando se preveía que sería un clon idéntico de su molde gestor. Luego entonces, ¿cuál Celeste termina siendo la más original? ¿Acaso es justo jugarse la muerte, para que la pareja idealizada termine por obrar por cuenta propia, en la búsqueda de su propia identidad y de su propio destino, más allá de la relación de pareja que tenía impuesta desde su concepción? ¿Es posible que la esencia humana rebase los límites de la mente, para quedar perfectamente capturada en el recipiente tecnológico? Y si ese fuera el caso, ¿hasta cuándo seguiría siendo humana esa inteligencia capturada, y hasta cuándo ya no? ¿Habrá una sola muerte, o en algún momento tendremos la posibilidad de trascender en alma, aunque no en cuerpo, a partir de las nuevas tecnologías de vanguardia? “La segunda Celeste” plantea todas esas incógnitas en la mente del lector. “La segunda Celeste” es un cuento muy nutrido en cuerpo y alma, es decir en forma y contenido, mostrando quizás, algo que ya no es tan asunto futurista o de ciencia ficción: una nueva y refrescante ola de literatura contemporánea.
Referencias: Chimal, Alberto. «Manos de lumbre». México: Páginas de espuma, 2018.
Sandyluz. “Detrás de la pluma…” Egresada del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca, de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Completó estudios de Creación Literaria en la Escuela de Escritores del Estado de México (SOGEM). También terminó una maestría en Estudios Humanísticos con especialidad en Literatura, en el Tecnológico de Monterrey. En un plano más relajado, es aficionada a los libros y a la escritura desde corta edad; ha escrito de manera informal cuentos y poesías; con uno de sus primeros cuentos ganó un concurso local del cual obtuvo su primer retribución económica y profesional, siendo ello un significativo incentivo para seguir escribiendo. La Literatura ha sido una válvula de escape para no enfermar de realidad. La fantasía reanima el fulgor de los sueños que soñamos dormidos y que soñamos despiertos…
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