Por Berenice Alamilla Montaño.
El lunes 15 de abril, Paul Harrod, encargado del diseño de producción de «Isla de perros«, la última película de Wes Anderson dio una conferencia en la Cineteca Nacional donde contó como fue su participación durante el desarrollo del galardonado filme animado.
Harrod vivió su infancia por ahí de 1958, la era antes del internet, en donde estaba expuesto solamente al cine y los pocos canales de tv que se sintonizaban por aquellos días,; lo cual dio como resultado una fascinación muy grande por el cine: principalmente por «Godzilla». Según dijo durante su conferencia, no solo quedó impresionado por el monstruo gigante, sino por la cultura tan distinta que ésta presentaba, la japonesa.
Después de aquella impresión comenzó a acercarse a la animación stop motion, los efectos especiales, el maquillaje, el diseño de máscaras y disfraces. Para 1968, a los 10 años, dos películas marcaron su vida definiendo su carrera como artista más adelante; dichas películas fueron “2001: Odisea del espacio” (1968) y “El planeta de los simios” (1968).
Su interés lo llevo a acercarse más a los efectos especiales y basándose en lo que veía en revistas, comenzó a desarrollar sus propias técnicas a base de auto aprendizaje. Tuvo una fuerte influencia inspirada en el teatro kabuki, con la creación de máscaras, haciendo que su fascinación por la cultura japonesa siguiera ahí.
Más adelante, Paul ingresó al Instituto de Artes de California (CalArts), donde comenzó con el diseño de sets en miniatura haciendo uso de cartulinas y materiales reciclados que encontraba de los deshechos de otros alumnos de la universidad. Desarrolló modelos tridimensionales haciendo uso de la perspectiva forzada, lo cual compacta el espacio, construyéndose a partir de puntos de fuga, por lo que solo se pueden ver desde un solo ángulo.
Harrod trabajó en la producción de un show para niños estadounidense llamado “PeeWee’s Playhouse” (1989) al salir de CalArts, diseñando pequeños sets para los créditos del inicio del programa. Al finalizar la serie, se unió a David Daniels en la producción del diseño para un comercial de Kellogg’s Pop Tarts en 1992.
En 1999 fue invitado a participar en un show llamado, “The PJ’s”, la primera serie televisiva en aparecer en horario estelar animada en stop motion. La serie duró hasta el 2001 y en ella no solamente participó como diseñador de escenarios, sino que también dirigió cinco capítulos.
15 años después, Paul Harrod se encontraba en el Burning Man Festival de Nevada cuando recibió un correo electrónico del productor de Wes Anderson, quien lo invitaba a ser el diseño de producción en la próxima película de éste. Una semana después estaba en Londres y pasó ahí los siguientes dos años, trabajando en «Isla de perros».
El encargado del diseño de producción de “Isla de perros” era Adam Stockhansen, quien dejó el proyecto para unirse a Steven Spielberg en el rodaje de “Ready Player One”, por lo que Paul tomó su lugar. Wes Anderson es normalmente el encargado del diseño de producción, por lo que Harrod tuvo que adaptarse al estilo y la estética de la película en un fin de semana.
Para el desarrollo de los escenarios se basaron en las fotografías de Chris Jordan y Edward Bukinski, quienes trabajan con el concepto de la devastación a partir del consumo masivo y la contaminación. La idea principal era plasmar esas imágenes fotográficas en una composición tradicional japonesa basándose en el trabajo de Roy Bell, artista y pintor principal encargado de desarrollar las maquetas básicas de la película.
Una de las cualidades principales de la película es que nada fue hecho por computadora, sino que todo es hecho a mano, de manera tradicional. Uno de los ejemplos es la animación del agua del drenaje que aparece en el filme, el cual se logra moviendo plástico para envolver comida sobrepuesto en una capa de gel para el cabello. Estas técnicas fueron adaptándose al estilo de Wes Anderson, quien tenía que aprobar todo antes de siquiera pensar en la planeación de la siguiente escena. Al final de la película se tuvieron el total 240 sets. Las maquetas previas ayudaban a que tuvieran una idea más clara y tenían que enseñárselos a Anderson para que todo cuadrara con la visión que el director tenía.
A las maquetas básicas que eran aprobadas por Wes, se les agregaba color sobre fotografías para tener un previo claro antes de producir los escenarios finales; mientras que para el desarrollo de los personajes se planteó el uso de impresión 3D en la animación facial, sin embargo, se terminó esculpiendo a mano cada uno de los rostros.
Harrod mencionó que gran parte de la inspiración de la película, así como el diseño de los personajes e incluso algunas de las tomas de la película, están fuertemente inspiradas y referenciadas de otras películas; principalmente de Akira Kurosawa, uno de los más importantes directores del cine japones.
Para concluir con la conferencia, Harrod comentó que trabajar con Wes Anderson es todo un reto, sin embargo, es uno que vale mucho la pena. “Trabajar con él te hace pensar de manera distinta.” Según comentó, una de las cosas más importantes era pensar diferente y no hacerlo como lo resolverían normalmente. Paul comentó que el tener una estética tan adaptable fue lo que hizo que Wes lo buscara para formar parte de “Isla de perros”. Ser adaptable es la cualidad que considera más importante, no aferrarse a una sola manera de hacer las cosas. En palabras de Harrod, trabajar con Wes te inspira a entrar a su mundo y moverte hacia delante.
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