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Por Katia Stephanie Ibáñez Del Rivero.
Fotos por Juan Carlos Peña.
Dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena. La gente de Médicos Sin Fronteras (MSF por sus siglas en francés) lo sabe y por ello decidieron mostrarnos una probadita de lo que es vivir en un campo de refugiados.
–>Ve nuestras fotos del Campamento para Refugiados en el Corazón de la Ciudad, aquí<–
Durante unos pocos días del mes de mayo, tuvimos la oportunidad de asistir a la exposición interactiva “Un campo de refugiados en el corazón de la ciudad” ubicada afuera del Museo de Antropología e Historia en la Ciudad de México. Personalmente creo que el título tiene mucha más profundidad de la que se ve a primera vista. La idea central de esta exposición era que todos los visitantes pudieran llevarse en el corazón a los miles de refugiados que están atrapados, ya sea por motivos naturales o sociales, en un campo de refugiados.
Imagina por un momento que hubo un fuerte terremoto en la ciudad en la que vives. De suerte, tu familia y tú están ilesos. Pero no podemos decir lo mismo de tu casa. El terremoto la destruyó junto con todo lo que había a un par de kilómetros a la redonda. No tienes a donde ir, no tienes nada que llamar propio excepto la ropa que traes puesta. ¿Qué harías?
Ahora imagina algo mucho peor. Imagina que en la ciudad en la que vives estalla una guerrilla. Un cartel de narcotraficantes se ha apoderado de tu ciudad. El ejército llegó hace dos días y desde entonces no has podido dormir por culpa de las balas y el sonido de los cañones, pero sobre todo, por el miedo a morir. Tus vecinos salieron de su casa y no han vuelto. Los disparos se escuchan cada vez más cerca, no sabes qué hacer, tu familia tiene miedo. Sabes que tienes que huir, sabes que tienes que salir de ahí, que tu vida y la de los tuyos depende de ello. En cuanto escuchas un momento de breve calma sales y corres. No importa a dónde mientras los disparos se queden atrás, lejos. Lo lograste, te has salvado. ¿Y ahora? ¿Qué haces? ¿A dónde vas?
Sin rumbo, sin hogar y muchas veces sin familia, es como llegan los refugiados a los campamentos de Médicos Sin Fronteras. Llegan por necesidad, se quedan por que las otras opciones son peores, no se van por que no tienen a dónde ir. Esta es la dura realidad de un refugiado, y esta es la realidad que esta exposición buscó que no olvidaras.
Dentro de un campamento de refugiados hay distintos áreas, llamadas pabellones. Cada uno con un objetivo diferente. Por ejemplo, uno de los que más fuerza ha cobrado es el pabellón psiquiátrico. Desde hace unos años Médicos Sin Fronteras ha asumido una responsabilidad sobre la salud mental de las personas a las que resguardan. Estudios alrededor del mundo demuestran que una de las acciones más efectivas para evitar el estrés post-traumático o complicaciones del mismo es hablar de los eventos que nos han afectado. Todos los seres humanos tenemos la necesidad de ser escuchados. Para ello, hay un grupo de psicólogos y profesionales de la salud mental que se encargan de la salud mental de los refugiados.
El pabellón de atención del cólera es uno de los más visitados. El cólera es una enfermedad provocada por la ingesta de agua o alimentos infectados con la bacteria Vibrio cholerae que se introduce en el cuerpo y genera diarreas severas y por lo tanto deshidratación. Si no es tratada puede ser mortal. En los campos de refugiados ésta es una de las enfermedades más comunes. Los pacientes están aislados para evitar la propagación de la enfermedad y el personal es desinfectado con cloro a la entrada y a la salida del pabellón. Los estándares de limpieza y control son altísimos, pues no pueden permitirse el riesgo de generar una epidemia de cólera.
Continúa…
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