Por Fernanda Pazarán.
El proceso de destitución es el recurso que utilizan los gobiernos para que se pueda hacer un juicio a un político. En Estados Unidos se ha iniciado el proceso con tres presidentes, pero sólo uno (Richard Nixon) estuvo a punto de ser enjuiciado. Ahora, la esfera política norteamericana puede comenzar a exigir que el proceso inicie para el presidente Donald Trump.
Más allá de su política cerrada que ha dañado la imagen de Estados Unidos en el sistema internacional, es el daño que ha hecho a la democracia lo que puede llevarlo a la corte. Hace unas semanas se reveló la investigación de Robert Muller en donde fue demostrada la conexión que se tuvo con Rusia en el periodo electoral de 2016. No sólo de Trump, sino de todos sus allegados.
El proceso de juicio político está garantizado en el Artículo 1 de la Constitución de Estados Unidos; se inicia el proceso en el Congreso y el Senado es quien se encarga del juicio. Se necesitan dos terceras partes de los votos de los senadores para la condena que procede con su destitución y se inhabilita su derecho a ejercer otros cargos públicos.
Andrew Johnson, Bill Clinton y Richard Nixon fueron los presidentes que han sido juzgados. Johnson en 1867 destituyó al Secretario de Guerra, Edwin M. Stanton, y lo reemplazó por Ulysses S. Grant quién dimitió y el Congreso apoyó esa postura para regresar a Staton. Como esto demostró las ganas de Johnson de sobreponer su autoridad, el Senado inició el proceso para enjuiciarlo. Por cuestión de un voto, no procedió, pero el poder del presidente fue disminuido.
En el caso de Clinton, los escándalos sobre su relación extramatrimonial con Monica Lewinsky comenzaron a hacer mucho ruido y el expresidente lo negó en una declaración jurada; ella lo aceptó y el fiscal acusó al presidente para iniciar el proceso añadiéndole los delitos de perjurio, abuso de poder y obstrucción de justicia. Clinton admitió la relación pero negó el perjurio; al final lo declararon no culpable en 1999.
El escándalo político de Watergate fue lo que condenó la presidencia de Nixon. En 1972 fueron robados unos documentos de Watergate, las oficinas del Partido Demócrata en Washington D.C.; la administración de Nixon protegió a los responsables. Además, se comenzó a percibir un acoso hacia políticos opositores, lo que se tradujo en un abuso de poder, porque para ello se necesitó la ayuda del FBI y la CIA. Se inició el proceso para enjuiciar a Nixon, pero él renunció al cargo en 1974. Se comprobó el desvío de recursos para la reelección de Nixon; cintas de grabación en donde demostraba la implicación de Nixon con Watergate.
En 2016 le llegó un sobre a Barack Obama en donde Rusia le advirtió sobre su intervención en las elecciones presidenciales. Se ha demostrado que sí hubo una campaña de ataque a Hillary Clinton, pero también se ha comprobado la relación del círculo más cercano de Trump con los rusos cercanos al Kremlin. Esto demuestra que la democracia norteamericana fue vulnerable y que el actual presidente fue el responsable de que esto sucediera. Al final, Estados Unidos simboliza la democracia y por lo tanto, es bastante irónico que el personaje nacionalista fue el principal violador de este principio que caracteriza a su país.
La campaña de Trump recibía dinero de los rusos y ellos pretendían que en agradecimiento, Trump dejaría que Crimea fuera parte de Rusia sin ninguna objeción. Aún así, el hecho de que los rusos tengan el poder de intervenir en las elecciones de su rival histórico, no es cosa que deba tomarse a la ligera. Ahora es el momento indicado por las elecciones de medio término y la investigación de Muller.
Los demócratas no habían querido usar el juicio político como la alternativa que pararía a Trump, porque prefieren hablar sobre otros temas más importantes. Analizando esto, la política y el gobierno están fragmentados y un impeachment sería un escándalo que a ambos partidos les costaría, porque dividiría aún más a la población. Aunque si no comienza a tomarse en serio el juicio a Trump, el ideal norteamericano dejará de existir, si el mismo gobierno de Estados Unidos no asegura su valor democrático, se perderá la legitimidad del poder legislativo y judicial.
La investigación de Robert Muller acusa directamente a Trump de haber estado conectado con los rusos; todas las pruebas están hechas para iniciar el proceso y que resulte afirmativo. Se necesita el voto de 67 de los 100 senadores. El FBI, el Departamento de Seguridad Nacional, los demócratas, periodistas y las cámaras deberían presionar para hacer el juicio. Todas las acciones de Trump como presidente han sido mediáticas, los ciudadanos depositaron sus esperanzas en él por el cambio que prometía, más allá de una frontera cerrada. Hay mucho que cuestionar sobre la administración.
Foto: Gage Skidmore.
Fernanda Pazarán / #ConcienciaRCMX. Soy estudiante de Relaciones Internacionales. Soy ambientalista, con una ideología liberal y de izquierda. Estoy convencida de que el mundo puede mejorar y que el cambio lo hacemos cada uno de nosotros. Me gusta escribir de todo tipo de temas, pero tengo una preferencia mayor por los temas políticos tanto nacionales como globales. Siempre hay un elefante en la habitación del que se tiene que hablar. He participado en diferentes eventos diplomáticos y políticos.
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