Por Asfaltos.
¿Qué es el arte? La pregunta es tan amplia como compleja, y sin embargo, siempre resurge de vez en vez. A muchos nos gusta preguntárnosla, pero también a muchos nos gusta ignorarla. Esa es la magia, en parte, del arte mismo. Sin ser una exploración única sobre este concepto, pero desde luego que tocando esa pregunta -indirectamente- a lo largo de su hora y media de duración, «Witkin y Witkin» es un interesante ejercicio sobre los alcances del arte en los artistas, y también sobre los artistas y su relación con el arte.
Joel-Peter Witkin es un reconocido fotógrafo que se ha ganado la fama, y también la polémica. Su trabajo, en donde observamos imágenes que incluyen sexo, enanos, transexuales, personas con deformaciones físicas y hasta muerte -cadáveres han figurado como protagonistas de su trabajo-, definitivamente no deja a nadie indiferente. Jerome Witkin, por su parte, es un no menos reconocido pintor que sin ser tan polémico como su gemelo, sí que ha alcanzado una fama tremenda que le ha convertido en objeto de culto para muchos coleccionistas. Ambos, de distintas personalidades, son gemelos; nacieron el mismo día, un lejano 13 de septiembre de 1939.
Dirigido, escrito y producido por la realizadora y curadora de fotografía británica Trisha Ziff, «Witkin y Witkin» es un ejercicio de exploraciones diversas a partir de la coincidencia del hecho de que dos gemelos, además, son muy reconocidos como artistas. Partiendo de sus primeros años, inclusive desde «recuerdos» de su gestación, Trisha Ziff nos sumerge en la apasionante vida de estos dos hombres y sus coincidencias con una muy especial atención en sus diferencias.
Criados igual, en tiempos donde la moda también era vestir a los gemelos de la misma forma, los dos Witkin crecieron siempre como iguales hasta que la vida los separó. Trisha Ziff, con un detalle y cuidado minucioso, platica con los dos artistas y también con quienes alrededor de sus vidas les han resultado más importantes. El arte, ese misterio que revolotea a lo largo del documental, aparece como ese factor diferenciador que no solo les daría su propia identidad, sino que también los separaría.
Hay un trabajo muy fino en la realización de «Witkin y Witkin» por parte de Trisha Ziff. Con ese ojo privilegiado que le ha dejado su labor en el arte, la británica no solo nos cuenta una historia a partir de las palabras que se nos dicen, sino también con ayuda de las imágenes que ella captura de los trabajos de ambos. También, y en algo que se agradece, Trisha no toma parte del documental, sino que solo nos presenta los elementos para que nosotros seamos quienes respondamos distintas y muy variadas preguntas.
El significado del arte, entonces, no se nos presenta de manera reveladora, sino que se nos plantea como algo todavía más complejo. El hecho de que estos dos artistas encontraran en sus respectivas disciplinas el factor diferenciador entre ellos es un hecho importante, pero también, lo es que se hayan separado mucho a nivel personal a pesar de la inevitable certeza de que siempre estarán conectados.
Resulta muy refrescante encontrarse con un documental como «Witkin y Witkin». Es probable que no resulte su primera opción para este fin de semana -la verdad es que la cartelera de cine comercial de este fin de semana luce muy suculenta-, sin embargo si pueden y les llamaron la atención los pasados temas, no dejen de acudir a visualizarle. El documental resulta un trabajo interesante que generará, además y muy seguramente, buenas charlas posteriores para hablar de lo observado. Sí, lo recomiendo ampliamente.
«Witkin y Witkin» estrena en Ciudad de México mañana viernes 3 de mayo en Cineceta Nacional; en los Cinemex Insurgentes, Reforma y Altavista; y en los Cinépolis Diana, Interlomas y Perisur. La cinta llegará también a Monterrey, al Cinépolis Américas; y a Guadalajara, al Cinépolis Centro Magno. Para seguir el camino de la película, no dejen de darle like en Facebook y follow en Twitter.
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