Por Asfaltos.
El deporte ha servido siempre como base de historias de superación personal. Eso no es raro, pues el deporte, en sí mismo, agrada por incluir justamente relatos que nos hacen admirar a sus protagonistas de carne y hueso. El cine ha abordado a veces bien, a veces mal, historias donde el deporte es el pretexto para que uno o muchos se levanten de un punto bajo. Eso es precisamente lo que se nos plantea en «Hombres al agua», donde a pesar de que ya olemos hacia dónde nos dirigimos, nos dejamos llevar por lo divertido que resulta el viaje que se nos propone.
Dirigida, coescrita y coproducida por el actor y recientemente realizador francés Gilles Lellouche, «Hombres al agua» es una divertida comedia que nos presenta la historia de un grupo de hombres que en los momentos más bajos de su vida, acuden como parte de una especie de terapia, a los entrenamientos de un equipo de nado sincronizado varonil. Entre ellos se encuentra Bertrand, la más reciente adquisición del equipo, y aparentemente el más deprimido de ellos.
Bertrand (Mathieu Amalric) es el primer personaje con el que nos topamos, y quizá también el protagonista de la película. Y es que digo «quizá» porque en realidad la cinta va convirtiéndose en un asunto más coral que individual, en el que si bien algunos reciben más atención que otros, en realidad la historia que se nos cuenta es colectiva. Bertrand descubre entonces a su llegada al equipo, que Laurent (Guillaume Canet) es un joven padre que lidia con la enfermedad de su hijo, que Marcus (Benoît Poelvoorde) es un empresario en bancarrota, que Simon (Jean-Hugues Anglade) es un músico frustrado y que Thierry (Philippe Katerine) es un adulto aparentemente estancado.
Sí, como es de suponerse, a partir del trabajo en equipo los hombres ya mencionados irán descubriendo una oportunidad para sentirse realizados; claro, ésta no resultará nada fácil y terminará por ser parte de una trama que a pesar de lo ya dramáticamente descrito, no deja de tratarse siempre desde un punto de vista muy humorístico. Es más, el humor, termina inclusive en absurdo, lo que termina por aligerar de una muy buena manera el ritmo de la película que se pasa rápido a pesar de sus dos horas de duración.
En México recientemente hemos visto películas con una temática similar, desde la muy comercial «Creed II: La leyenda de Rocky», hasta las más independientes «Somos campeones» -ésta extraordinariamente divertida- y «Los Grizzlies«; por lo que será, en efecto, una pregunta lógica el cuestionarse porqué ver una vez más una historia similar. Yo lo resumiría en al concreto: porque ésta, a su manera, vuelve a emocionar gracias a sus muy particulares personajes, quienes terminan robándose la película; y sí, con quienes uno, presumiblemente, terminará identificándose en una u otra manera.
Sin ser un elemento extraordinario, pero sí muy entretenido, mencionaría también la música. Sobre todo porque uno de los personajes interpreta a un músico que no no ha logrado fama, ni siquiera la atención de quien más anhela tan siquiera una sonrisa, o un abrazo. Cinematográficamente no hay elementos por demás destacables, aunque sí, y reitero, lo bien desarrollados que están los personajes, y sobre todo los rumbos que éstos terminarán tomando, es algo que sostiene la película.
Sin parecerme una cinta extraordinaria -pues para mí es una de las menos cautivadoras que han llegado bajo el sello de Cine Caníbal-, sí he de decir que la película es muy entretenida. Me hizo reír, y sí, me hizo emocionarme casi, hasta las lágrimas. Por lo tanto, «Hombres al agua» es una recomendación probada para quienes quieran conmoverse y sonreír en una sala de cine.
«Hombres al agua» estrena mañana viernes 3 de mayo en cines nacionales. ¿La ven y la platicamos?
Con imágenes cortesía de Cine Caníbal.
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