«The Marvelous Mrs. Maisel» y la maravillosa Midge Maisel

Por Alberto Ruiz Méndez.

Creada por Amy Sherman-Palladino y protagonizada por una extraordinaria Rachel Brosnahan esta serie, que se puede encontrar en Amazon Prime Video, nos cuenta la historia de una ama de casa judía que un día descubre tener un talento innato para la comedia en vivo, es decir, para el stand up. Esta forma de hacer comedia consiste en el uso del humor negro, la ironía y situaciones de la vida diaria para señalar el absurdo de la sociedad, la cultura, las costumbres o incluso del comediante mismo. En nuestros días esta forma de hacer comedia es ya muy conocida gracias a las plataformas digitales de entretenimiento donde los “standoperos” pueden presentar sus rutinas a un público más amplio que el de un teatro, un bar o una fiesta privada; sin embargo, el primer gran acierto de la serie que consta ya de dos temporadas, es mostrarnos que este tipo de comedia para ser auténtica e incluso inspiradora debe surgir de la decepción y de la amargura, debe ser el resultado de un grito de rebeldía, coraje, frustración que se está ahogando dentro de una persona y que encuentra en la comedia una forma de liberación.

Y ese es el caso de Midge Maisel. Casada con Joel Maisel, quien tiene aspiraciones de ser comediante, y madre de un niño y una niña pequeños, Midge es la mujer modelo: siempre está perfectamente maquillada desde la mañana hasta justo antes de dormir, siempre está apoyando a Joel en su trabajo y en sus aspiraciones de triunfar en la comedia pues le escribe chistes, le ayuda a conseguir mejores horarios para sus presentaciones y no deja de animarlo si no tuvo una buena noche, es una hija adorable, siempre está en buena condición física, tiene tiempo para sus amigas, su madre y, por supuesto, para tener la cena a la hora indicada. Midge está viviendo el sueño de una chica judía de Nueva York a finales de los años 50: un apartamento grande, dos hijos, un buen esposo con un buen trabajo, una familia feliz y la visita del rabino a su casa para el fin de la celebración del Yom Kipur. Y ella es feliz, le gusta su vida y le complace estar al tanto de las necesidades e intereses de su esposo, sus hijos y de su familia porque ese es el mundo que le da identidad, que le ha asignado el lugar y las tareas que le corresponden para que cada uno de los aspectos de su mundo se mantenga estable, pacífico, feliz… hasta que se percata que ella escucha la voz de todos pero que su voz no es escuchada.

Y ahí es donde surge «The Marvelous Mrs. Maisel». Luego de una noche en la que Joel fracasa rotundamente en su rutina cómica, su frustración y enojo le llevan a abandonar a Midge y a sus hijos al creer que su vida familiar le impide desarrollar su carrera. Ella al borde del colapso decide ir al bar Gaslight Café, donde Joel solía presentarse, y contar completamente borracha frente a todos la situación por la que estaba pasando, a partir de ese momento Midge Maisel encuentra el vehículo perfecto para canalizar la frustración y el enojo que también le provocaban su esposo, su condición social, su religión, su familia y en general ese mundo que le daba sentido a su vida. Pero hacer que su voz se escuche no será tan sencillo como subirse borracha al escenario, otro gran acierto de la serie es poner a Midge en un constante caminar por la cuerda floja sobre un foso lleno de tiburones: sus padres, sus suegros, sus amigas, su condición de “separada” pero sobre todo el reto de demostrarse a ella misma que tiene el talento necesario para pararse frente un grupo de personas, sin estar borracha o drogada, y a través de sus tragedias personales hacerlos reír.

 

Al realizar ese constante acto de malabarismo iremos conociendo a la maravillosa Midge Maisel. Apoyada en grandes personajes como su padre Abe Weissman y su representante Susie Myerson (Alex Borstein está estupenda en este papel), la serie nos permite acompañar a Midge en sus problemas más inmediatos como tener que volver a vivir con sus padres y conseguir un trabajo como vendedora de cosméticos (a pesar de contar con un título universitario en letras rusas), hasta su constante lucha por ganarse un lugar en el mundo del stand up enfrentándose a hombres que la menosprecian por ser mujer y a mujeres que le impiden presentarse en mejores lugares para que no les quite el lugar que ellas se han ganado. En este sentido, a través de un ritmo vertiginoso cuando es necesario pero también con momentos de perfecta intimidad, la serie es una foto de una forma de ver al mundo y el lugar de la mujer en él que desafortunadamente no ha desaparecido. En ese mundo Midge se mueve con soltura pero con nostalgia y dudas, porque haber descubierto el talento que tiene para hacer reír a los demás le ha dado una identidad y una voz propia que no está dispuesta a abandonar, pero también porque sabe que esa voz no habría surgido sin el mundo que le rodea, sin sus padres, su fracaso matrimonial. Midge Maisel es una mujer maravillosa porque a través de sus experiencias podemos aprender que si la comedia puede ser inspiradora, es porque nos ayudaría a encontrar quiénes somos… aunque eso implique un problema… del que podríamos hacer un chiste.

CineAutopsias. Alberto Ruiz ha vivido en su cabeza desde que descubrió que la vida imita al arte. Ahí dentro estudió filosofía (hasta llegar a ser Doctor por la UNAM), da clases en la Facultad de Filosofía y Letras y en la Universidad Anáhuac, se pasa el día viendo todo tipo de películas y pensando en ellas interminablemente, convive con cuatro perros y cuatro humanos que dicen ser su familia, hace un podcast de cine llamado CineAutopsias y, aunque a veces lo niegue, le preocupa el rumbo que está tomando la humanidad. Fuera de su cabeza es un tipo como cualquier otro, si lo ves en la calle seguro pensarás que está loco.