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#39Foro: «Tarde para morir joven»

Por Asfaltos.

En el marco del #39Foro Internacional de Cine, toca revisar ahora una película latinoamericana. La directora y guionista es la realizadora chilena Dominga Sotomayor, quien con mucho cuidado y paciencia, nos regala un retrato no solo de la juventud de sus protagonistas, sino también de la Chile de los años 90 a tan solo meses de aquel célebre plebiscito que sacó al dictador Augusto Pinochet del poder. El Foro se ha caracterizado desde su creación por un cine que privilegia las voces distintas y las miradas atrevidas, y «Tarde para morir joven» da cuenta de ello. El 39 Foro Internacional de Cine se realiza hasta el próximo 15 de julio en Cineteca Nacional, y posteriormente en distintas sedes más.

En la primera escena de la película nos encontramos con un grupo de jóvenes quienes son reunidos en un auto que suponemos les llevará a la escuela. Ahí, entre los muchos personajes que iremos conociendo -a unos más, a unos menos-, nos topamos con la más pequeña del grupo, quien no deja de gritar el nombre de su perrita Frida. En un plano que es casi poético, nos encontramos lo siguiente: sobre la carretera de tierra, alzando el auto el polvo a su camino, se nos descubre a Frida quien corre detrás del auto aparentemente buscando no separarse de su dueña. Y remarco aparentemente, porque al final, cerrando ese pequeño poema, una rima se nos presenta y nos cierra la idea completa de la cinta de Dominga.

En la siguiente escena un par de jóvenes yacen tirados sobre el piso. Se besan, apasionadamente, quienes aparentemente resultan novios, o de menos una pareja de enamorados. Sofía (Demian Hernández) es quien acapara la atención. Los dos, «tonteando» en aquel verano, tienen una charla seria: su deseo por escapar, por dejar el sitio donde han sido recluidos por sus padres, es alto. Sí, desean irse a vivir juntos -o por lo menos eso aparentan-, pero sobre todo buscan esa libertad. Nos encontramos pronto con que todos viven «encerrados» en una pequeña pero nutrida comuna; los adultos, pero sobre todo los jóvenes.

El mero título de «Tarde para morir joven» ya nos presenta una idea muy clara de la premisa. En aquella comunidad, donde todos comparten lo que tienen en un sitio poco o nulamente urbanizado, se encuentran adultos y jóvenes. Los primeros, suponemos, huyen de algo que les alienta a comenzar en aquel recóndito lugar; los segundos, de manera más clara, los encontramos un tanto ansiosos por la también muy clara reclusión. Resulta entonces, visible, que en aquel caldo que se cultiva, inclusive ahí sería un tanto «Tarde para morir joven»; pero también, es evidente, que todos quedan un tanto atrapados en el tiempo, y en este caso sobre todo en el espacio.

Con una fotografía exquisita -de Inti Briones– que nos remite precisamente a los años 90 en los que se desarrolla la película, la realizadora Dominga Sotomayor se nos muestra como una muy hábil contadora de historias. Pero de historias íntimas, esas en donde los silencios y las pocas palabras como las de en este caso su protagonista Sofía, nos permiten entender la magnitud de la jaula en la que todos los demás personajes se sienten atrapados. Sin embargo, es la juventud y la energía de Sofía, la que la impulsa a buscar salidas; primero con el chico que la vemos y luego con un misterioso visitante de fuera. Sin embargo, al final, el vacío terminará siendo el mismo. Se nos descubre también que Sofía necesita el amor, ya sea de su madre quien la dejó al cuidado de su padre, ya sea de ella, de Sofía misma…

«Tarde para morir joven» resulta un deleite para los ojos del espectador. Para empezar el sitio donde la cinta fue filmada, ofrece interesantes contrastes: por un lado la riqueza y vida de un río que alimenta a la región, pero por otro lado la sequedad y peligro constante de los pastizales que no dejan de ser una amenaza de incendiar la pequeña y frágil comunidad. Escenas, sobre todo como las de los distintos vehículos en movimiento, terminan por redondear la intención de la realizadora; se siente esa constante sensación de quererse mover, de avanzar, pero de finalmente quedarse atrapados y de no conseguirlo.

Al final, y reiterando mi deseo por no revelar de más, «Tarde para morir joven» cierra el círculo con una imagen poética más que la hace ya por ello una experiencia interesante que debe disfrutarse sin titubear, como parte de la oferta cinematográfica siempre fresca del Foro Internacional de Cine. ¿Será que no solo resulta tarde para los jóvenes de la comunidad, sino también para los adultos a quienes se les ha escapado la juventud? Cada quien irá sacando sus distintas conclusiones en una cinta que se disfruta desde distintos ángulos.

 

El #39Foro Internacional de Cine se realiza hasta el próximo 15 de julio en Cineteca Nacional; y recorrerá además 15 sedes, incluyendo a la UNAM, Cinépolis, Cinemex, La Casa del Cine, Le Cinéma, Cine Tonalá y Cinemanía Loreto desde el 5 de julio y hasta el 6 de agosto. Para más información consulta el micrositio oficial.

Con imágenes cortesía de Cineteca Nacional.

 

 

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