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Por Yefté Tello.
Cada período de elecciones presidenciales paraliza -de cierta manera- el acontecer de la nación. Las campañas de los aspirantes a diversos cargos de elección popular llenan las calles con propaganda, la televisión con promesas, y eso al mexicano, realmente le da igual. Nos da lo mismo saber las propuestas de los candidatos puesto que a la 4ª repetición –ya sea en medios o a través de la palabra de algún convencido- nos sentimos cansados de tanta palabrería y bla bla bla.
Sin embargo, el proceso que nos encontramos viviendo tiene una carga que no había visto por igual. En mi vida llevo apenas 4 campañas presidenciables y ninguna de éstas había estado rodeada de tantos fenómenos como la que actualmente nos encontramos viviendo. Mexicanos saliendo a las calles, expresándose y demostrando que de hoy en adelante no les permitiremos -a los políticos- hacer las cosas igual. Muchos dicen que México esta despertando. No pienso desmentirlo puesto que es algo evidente, no obstante, siempre habrá gente minimizando y menospreciando a los movimientos sociales nacientes por lo que solo diré, ¡bravo México, lo estás haciendo bien!
Ahora, entrando de lleno a la cuestión electorera, 2012 es un año que definirá no solo a un nuevo presidente, diputados y senadores. En algunos estados significa también el cambio de gobernador, lo cual traduce al sufragio de este año como de gran relevancia. El primero de julio en nuestro país ha llegado a ser una fecha de mucho significado puesto que es en este día -cada 3 o 6 años- donde el mexicano acude a las casillas con la esperanza de elegir bien por una alternancia o por un proceso que continúe el trabajo en el cual se ha visto ya involucrado. Este año se torna demasiado interesante en la elección del ejecutivo puesto que, en mi opinión claro ésta, la elección está entre dos y sólo dos: Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel Lopez Obrador.
El fenómeno alrededor de la elección presidencial es interesante puesto que, un candidato que se pensó jamás caería, lo está haciendo y de manera descomunal. Quizá las marchas y el movimiento social tengan que ver, puesto que han buscado hacerle entender a la gente lo que puede o no representar el candidato del PRI: abusos, intolerancia, represión y otras cosas que quisiéramos dejar en el pasado, pero no es posible. Por el otro lado, asciende la persona a la cual muchos mexicanos desaprobaron en su momento considerándolo un peligro para México y a quien aún muchos consideran como la peor opción, empero, la valía del hecho es que entre esos dos estará nuestro encargado del ejecutivo federal.
En el caso del Distrito Federal es marcada la tendencia a continuar con el gobierno perredista. A la fecha, considero que nuestra gran ciudad se ha convertido en el oasis del desierto. Un lugar donde se tienen muchos más derechos que en provincia y cuyo ejemplo debería aplicarse a nivel nacional, no obstante, una vez mas reitero que es mi opinión particular.
Sea como fuere. Un mes nos separa de las urnas y aquello que nos han vendido como democracia. Elegir por el hecho de elegir. Los insto a razonar y vender caro su voto que, a partir del presente año, será una de las herramientas más poderosas y a la cual los políticos temerán.
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