Y ahora canta...

Y ahora canta…

  • Por Andrés Acosta Montes (de Andy Mountains).

    Le terminé de cantar la canción que le había hecho, mis piernas temblaban y sonó la campana de regreso a clase, ella sonrió y tomó el papelito con la letra de la canción. Ella divagó un poco sobre cómo no quería tener novio en ese momento: «no eres tú soy yo», «somos buenos amigos», y ese tipo de cosas. Me abrazó y se fue del salón de usos múltiples.

    Y ahora canta...

    Y ahora canta...

    ¡Mierda! Cuarto año de prepa y yo aún seguía sin tener siquiera una primera novia, pero bueno, ahora tenía una primera canción.

    Las canciones me han salvado tantas veces, me han hecho lo que soy.

    Al principio salían como lágrimas o sudor, una especie de sustancia que tenia que salir del cuerpo, casi mágico. Nunca he sido buen instrumentista, ni tampoco muy inteligente ni valiente. Pero si de pocas cosas puedo estar seguro en la vida, una de ellas es que sé cómo hacer una canción.

    Una canción es un proceso, un ser vivo, se mueve en el tiempo, nos atraviesa como una fuerza, nos arrincona, nos obliga a decir y sentir la verdad, y particularmente a mí, me ha obligado a romper mi burbuja protectora y enfrentarme al mundo una y otra vez. Porque para que una canción florezca debe de encontrar su cauce en la realidad, necesita de personas, de barcos, de voces, necesita de amigos de todo tipo y de enemigos de todo tipo; necesita encontrarse con la vida

    Yo sobreviví mi secundaria escondido detrás de una guitarra. Mi abuelo y mi padre me enseñaron mis primeros acordes (Re mayor, La mayor, Sol mayor, etcétera), en mi casa siempre hubo música e instrumentos. Mi padre cantaba los sábados por la tarde en su cuarto. Mi padre fue quien me enseñó a sacar las canciones de oído, a entender que las palabras en una canción son como animalitos que se mueven, que una cosa cualquiera puede decir algo y a la vez otra distinta, ausente, como una silueta dibujada sobre una pared. Mi madre fue más práctica, me enlistó en toda clase de taller artístico que se le pusiera enfrente, aprovechó cualquier casa de la cultura o feria infantil: origami, artes plásticas, modelado, ballet, fotografía, teatro, caricatura y por supuesto música. Fue casi inevitable que encontrará mi vocación en la canción.

    Formé una banda en la preparatoria, esquivé siempre los covers usuales, cantaba tan feo como la chingada; de esos tiempos queda, un disco propio, grandes amigos y buenos recuerdos de ese primer acercamiento al rock and roll.

    La pila de canciones seguía creciendo, para bien y para mal, pero el vehículo correcto no me encontraba, ni yo encontraba mi voz. Quizás debía reaprender a hablar o hacer alguna otra cosa para así luego cantar; así es como llegó el bajo eléctrico y la fuerza titánica del surf. Uno se curte en el escenario, no hay de otra, Tultitlán, Ecatepec, Otumba, Teotihuacán, Neza, Iztapalapa y toda la zona conurbada fueron testigos de esa estrella luminosa y fugaz que fueron los Silver Freaks. De esa banda me quedé con brazos más fuertes, mucha energía y la mancuerna perfecta para construir ese vehículo correcto para la siguiente pila de canciones: Pepe Cardamomo (baterista/vocalista, Andy Mountains).

    Luego llegó el intrépido señor Velez (tecladista/vocalista, Andy Mountains). Con muchos, muchos cables y un entusiasmo interplanetario. -Ese se queda- dijimos Pepe y yo.

    Largo fue el camino para encontrar el equilibrio entre la solidez y sutileza perfecta que se requiere para que el bajo dance como un elefante. Pero llegó, el yang de mi ying, la señorita Mariana Sofía (bajista/vocalista, Andy Mountains). A poner orden y seriedad a este aquelarre.

    Hacia falta algo que hiciera que el vehículo no se atascará, algo que se encargara de vigilar el buen funcionamiento del motor de este vehículo. Y cual Buda bajo el árbol, sentado predicando a los niños con una guitarra, encontramos al más joven de la banda: Ernesto (guitarra eléctrica/vocalista, Andy Mountains)

    Y el vehículo ahora vuela, atraviesa paredes y se come a la gente; ya dentro se encarga de que el hospedado recuerde que las canciones pueden salvarnos, que aún es posible cantar, que hoy más que nunca hay que cantar, sino todos estaremos perdidos.

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One Comment

  1. Ya in
    23 octubre, 2012

    Andy:
    Que pena pero entiendo que ahora que eres artista tienes que contar todo y pues no se qué sentir si pena o alegría por que sabes que al final nos quisimos muchísimo aunque no fuimos novios (por cierto tengo aún la canción) y alegría por que luchaste por tu sueño por que recuerdo muy bien que siempre lo ha sido y ver que lo estas logrando.
    Muchísimo éxito a ti y a tu banda, mis mejores deseos.
    Con cariño Yanin.

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