Dejar las tildes

Por Laura Ramírez.
Ilustración Niña Papalote.

La lengua está viva y esa es su principal característica. Cambia con el paso del tiempo, con los usos y con las costumbres. No hablamos ni escribimos igual hoy que hace 10 años. Por eso, todo el tiempo están cambiando las reglas ortográficas.

Dejar las tildes.

Hace un par de años, la Real Academia de la Lengua sorprendió a todos. Se acababan las tildes para distinguir casos de ambigüedad. Tanto trabajo que nos costó a muchos aprender ciertas reglas, para que, de pronto fueran suprimidas. La intención de la RAE es facilitar la vida a los hablantes del español, por eso, aplica cierto tipo de restricciones o concede algunas otras.

Sin embargo, por lo polémico que esto fue, ha ido quedando en duda si debe o no aplicarse. En la última reunión que se sostuvo, en la que se presentó el libro Ortografía básica de la lengua española, se volvieron a aclarar estos puntos.

Ya no es necesario poner tilde en la palabra “solo” ni en el uso de pronombres demostrativos. Si hay duda, se definirá con el contexto de la frase. Ya no es recomendación, así debes hacerlo siempre.

¿Sabías cómo usarlo antes? La intención ya no es confundirte, pero hace algún tiempo, se pedía poner un acento gráfico en palabras que pudieran causar confusión para distinguirlas.

¿Qué debes saber hoy?

No importa si vas a escribir “solo” para decir que alguien no tiene compañía o si únicamente te refieres a una cosa en particular. En ambos casos se escribe igual, sin acento gráfico.

Solo te pido un par de minutos.

Ese chico siempre está muy solo.

¿Qué más te interesa saber?

Cuando uses pronombres demostrativos, ya no te preocupes por las tildes. Ajá, tenemos que hacer una pausa.

¿Tienes idea de qué es un pronombre demostrativo?

Seguro sí, pero más vale que lo tengas súper clarito.  Son los que indican la distancia relativa que existe entre dos objetos, entre dos personas o entre una persona y un objeto. ¿Te acuerdas de ellos? Este, esto, esta, aquel, aquella, aquello.

Bueno, ahora no importa a qué te refieras, ya no les vas a poner tilde.

Por ejemplo:

Este niño está muy feo

Corrimos del trabajo a este.

Aquella mujer me desagrada

Qué más te da lo que piense aquella.

¿No te encanta que la RAE te facilite la vida? Tal vez nunca acentuaste estas palabras. Hoy tienes un dato de cultura general que te podría hacer ganar el Maratón con tus amigos.