De visita por la ciudad, en el Centro Histórico

Por Omar Ramírez Luckie.

El rincón de la Ciudad que revisamos para esta ocasión es el Centro Histórico. Un lugar lleno de historia y que desde lo más clásico del Distrito Federal, constituye uno de los mejores lugares para visitar si se es o no de la capital.

Palacio Nacional, en el Centro Histórico

Desde el corazón de la novena ciudad más poblada del mundo y la segunda de Latinoamérica, el Centro Histórico se elige como uno de los lugares con mayor relevancia histórica de México

Es la parte de dicha ciudad que le dio origen y nacimiento a su posterior desarrollo y desenvolvimiento, y fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 1987. Comprende actualmente alrededor de 1.436 edificios históricos repartidos en 9 km2 de superficie.

Es el Centro Histórico el que rebautiza a la Ciudad de México con el sobrenombre de La Ciudad de los Palacios.

Recibe este nombre el viejo casco de la ciudad colonial y decimonónica integrado por 668 manzanas que albergan unos mil quinientos edificios catalogados con valor artístico o histórico, entre construcciones religiosas, civiles, asistenciales, hospitalarias, administrativas, educativas, culturales y de habitación, que van del Siglo XVI al Siglo XX, y que sigue siendo el corazón económico y político de la ciudad, a pesar de sus proporciones actuales.

Por su importancia fincada en su riqueza monumental, es objeto de programas especiales para su rehabilitación cuando menos desde hace 30 años, que lo mismo atienden cuestiones de índole jurídica, que de planificación y que a la vez buscan garantizar su permanencia con la intervención directa en construcción, calles y plazas.

Abierto a todo el público todos los días de 09:00 a 17:00 horas, está el Palacio Nacional, que se construyó sobre las ruinas del Palacio del Emperador Azteca, Moctezuma II. Además de ser el centro de gobierno del país, dispone de uno de los mejores murales de Diego Rivera, cuyo tema es precisamente la Historia de México, haciendo un colorido recorrido a través de todas las fases históricas de la nación: la época prehispánica, la independencia y la revolución mexicana, todo ello en el incomparable estilo del maestro.

También está la Catedral Metropolitana, que inició su construcción en 1525, y no fue terminada sino hasta el año de 1813, por lo que se ve reflejado en los varios estilos arquitectónicos y artísticos que le dan una personalidad muy especial. Debido a su enorme peso y por estar asentada sobre un terreno irregular, la Catedral estuvo sometida a un intenso proceso de restauración que ha sido finalizado de manera muy afortunada. Es una joya arquitectónica del máximo abolengo eclesiástico que no debe perderse por nada del mundo.

A un costado de la Catedral, se encuentra el Museo del Templo Mayor. Estas ruinas arqueológicas alguna vez fueron el majestuoso Palacio Ceremonial de la antigua México-Tenochtitlán. Se cuenta que la catedral fue construida utilizando cada una de sus piedras; la pretensión española era enterrar -literalmente- todo vestigio de la cultura anterior y hacerlo con todo el peso de la religión católica

Si te gustan los museos, también el Centro es una opción, ahí se ubica el Museo Franz Mayer, en Av. Hidalgo frente a la Alameda Central exhibe una inmensa colección de arte privada que presenta lo mejor en artes aplicadas. La colección se compone de una valiosa colección de piezas mexicanas de alto contenido simbólico, tales como muebles, grabados y esculturas talladas en madera. No dejes de visitar la espectacular biblioteca, de significativa rareza y antigüedad.

Así mismo está el Museo de la Ciudad de México, en Pino Suárez Número 30, se trata de uno de los templos más notables de la arquitectura barroca del siglo XVIII. En el Museo se organizan exposiciones temporales, así como conciertos y ciclos de cine; su colección permanente es muy interesante.

Caminando sobre la calle Madero, rumbo al Oeste, llegarás al Eje Central. En esa esquina se levantan la emblemática Torre Latinoamericana – durante algún tiempo el edificio más alto de esta ciudad – y el hermosamente barroco Palacio de los Azulejos, que alberga murales de José Clemente Orozco. A mano derecha, se encuentra el viejo edificio Art Decó del Banco de México, y de frente, a la derecha, se alza la mole blanca del Palacio de Bellas Artes, sin duda uno de los edificios más bellos y simbólicos de la Ciudad de México. En él se conjugan armónicamente el arte universal con la belleza arquitectónica más exquisita.

Palacio de Bellas Artes

Junto al Palacio de Bellas Artes, encontramos la Alameda Central, pulmón verde del Centro Histórico. Lugar de enorme tradición, es el sitio preferido por chicos y grandes para pasar las tardes dominicales. El Hemiciclo a Juárez, erigido en memoria del Benemérito de las Américas, es la entrada al parque y destaca por su majestuosidad marmórea.

También otros sitios que te pueden parecer interesantes son: El Exconvento de Nuestra Señora de la Merced en República de Uruguay Número 170, destaca por su estilo barroco con influencia mudéjar. La Iglesia y Plaza de Santo Domingo en Brasil Número 31 Bella arquitectura del México colonial, por su ambientación y atmósfera ha sido elegido como escenario del festival de música barroca.

El Antiguo Colegio de San Idelfonso en Justo Sierra Número 16, un extraordinario escenario que alberga exposiciones temporales de gran magnitud. Ha sido escenario de conciertos y representaciones escénicas. O el mismo Palacio de Correos ubicado entre Tacuba y Eje Central un palacio de estilo florentino construido por el arquitecto italiano Adamo Boar, influencia del renacimiento Veneciano, de Art-noveau, con una soberbia escalera metálica y cancel de bronce cuyos enrejados fueron fabricados en Florencia.

Sin duda, podríamos llenar hojas y hojas sobre los lugares que se pueden visitar en el Centro Histórico, pero lo más importante es que tomes las ganas que tienes de pasear y salgas a conocer los lugares que conforman este bellísimo espacio.