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Por Meraz (de Los Weeds).
En este texto voy hablar de algo que me enorgullece, el canto cardenche, un canto de mi tierra La Comarca Lagunera.
Hace un tiempo, tuve la oportunidad de ir al ejido de Sapioriz en el estado de Durango, lugar donde quedan los últimos cantantes de cardenche. Ahí conocí a Fidel Elizalde García, un campesino y cantante de cardenche con una edad cercana a los 80 años. En aquella ocasión don Fidel me comentó que el canto cardenche estaba por desaparecer debido a que las nuevas generaciones ya no lo quieren aprender.
El canto cardenche consta de una interpretación de 3 voces: voz primera, voz de arrastre y contra alta. La primera es la que lleva la canción y lo que podría llamarse el ritmo, la de arrastre es una voz grave y dramática, y la contra alta es un requinto agudo y lamentoso que alcanza notas muy altas.
Este canto es realizado por campesinos de las poblaciones de Sapioriz, Durango y La Flor de Jimulco, Coahuila, en la Comarca Lagunera. Su nombre proviene de una cactácea que al penetrar en la piel es muy dolorosa y que lastima mucho más al intentar extraerla por tener filamentos pequeños que se abren al sacarla; la metáfora se debe a que las canciones cardenches son compuestas e interpretadas con dramatismo y llenas de melancolía, se refieren mucho a las historias que tienen que ver con el famoso “mal de amores”.
Estos cantos han sido heredados de generación en generación trasmitidos únicamente por medio de la tradición oral.
Para las personas que han escuchado este tipo de canto, les puede sonar algo extraño, ya que son cantos muy dramáticos y dolorosos, no cuentan con una estética bella; son cantos que se interpretaban originalmente a la luz de la fogata, cerca del río y con una botella de sotol en la mano.
Estos cantos eran interpretados por los campesinos que después de su jornada de trabajo se reunían a tomar y a cantarle al desamor. Las distintas voces que armonizan polifónicamente dan la sensación de un canto de soledad de abandono en el desierto.
Actualmente los únicos 3 cantantes que quedan vivos en Sapioriz son: Guadalupe Salazar Vázquez, Fidel Elizalde García y Antonio Valles. Ellos han tenido la oportunidad de viajar a distintas partes del mundo como Estados Unidos y Europa, gracias a este singular canto, que aún conservan. Actualmente sólo se juntan a cantar en ocasiones especiales como son las pastorelas.
Una de sus canciones más representativas es Ya me voy a morir a los desiertos. Las armonías que se logran con solo 3 voces son únicas en el mundo, existen pocas grabaciones que algunas personas de la región han ido recopilando.
Es de suma importancia para nuestro patrimonio cultural que estos cantos sean conservados y transmitidos a futuras generaciones, ya que forman parte de nuestra identidad y sería una lástima que se perdieran.
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